Los Órdenes del Amor
18.10.2013 16:59
El Amor fluye a través de un Orden
Un río es una corriente de agua que discurre por un cauce. Sin cauce el agua se desparrama arrasando todo lo que encuentre a su paso. También el cauce puede obstruirse y entonces el agua deja de fluir y se estanca. El cauce es necesario para que el agua fluya a través de él y pueda llegar a su destino. Así mismo el Amor fluye sin interrupciones a través del Orden en la familia, entre padres e hijos.
El amor entre padres e hijos responde a una dinámica: los padres dan y los hijos toman. Los padres son los grandes, los anteriores, la fuente y el flujo natural de su amor como padres es el de dar. Los hijos son los pequeños, los posteriores y en consecuencia, toman
Cuando se transgrede este orden el equilibrio en un Sistema Familiar se rompe trayendo problemas como consecuencia. Por ejemplo, pongamos el caso de que un hijo pretende ser más grande que sus padres y por ejemplo dice “Soy mejor que vosotros”, “No tengo nada que ver con vosotros, yo lo hago mejor” O cuando el hijo se niega a tomar, de este modo, el hijo dice a sus padres “No quiero lo que me dáis”.
Estos ordenes son condiciones básicas para que el amor fluya. Quienes atentan contra él tendrán importantes dificultades para experimentar el amor en su vida, esto ocurre porque nadie puede verdaderamente amar si primero no ha aprendido a recibir y a agradecer. Esto lo aprendemos dentro de nuestra propia familia y luego posteriormente, nos lo llevamos a nuestra vida.
Otro orden básico en el Sistema Familiar es el derecho de pertenencia que implica que todos y cada uno de los miembros de una familia sean quien sea y hayan hecho lo que fuere en toda su extensión tiene el mismo derecho a pertenecer y ocupar su lugar ya que el Alma Familiar no acepta exclusiones. Cuando alguien es excluido, el flujo del amor se interrumpe y esto trae consecuencias fatales para los miembros de la familia hasta generaciones posteriores.
Excluir a un miembro de la familia significa olvidarlo, ignorarlo, marginarlo y también una forma de exclusión es juzgar a alguien condenándolo o descalificarlo de alguna manera.
Es importante darse cuenta y comprender que nada de lo que haga alguien le puede privar de su derecho de pertenecer al Sistema Familiar. Las consecuencias de esto son fatales pues a la larga nacerá alguien que asumirá un destino semejante al de la persona excluida. Esto sucede por amor y es una forma que el Alma Familiar tiene de devolverle el lugar a aquél que se le arrebató injustamente. Alguien posterior sufrirá las consecuencias, y nadie encontrará explicación a su sufrimiento.
Estos órdenes del amor queramos o no, se dan, por lo tanto lo más saludable es, humildemente recoger todo de quienes nos preceden en el árbol familiar, dar a todos su lugar en nuestro corazón, tomar la Vida que nos han dado nuestros padres y vivirla plenamente como muestra de agradecimiento y porque no, en su honor.
Judith Sanjuán
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